Ocultas pero de culto: Alice Clark

Alice Clark

En sus inicios, la intención fundamental de la compañía discográfica estadounidense Mainstrean Records, fundada por Bob Shad en 1964, era grabar sólo lo que le gustaba. Era su propio criterio porque era su propio sello.

Mainstream Records tenía un catálogo musical muy diverso, desde bandas sonoras de cine hasta el primer álbum de Big Brother & the Holding Company, a la postre banda acompañante de Janis Joplin. Aún a día de hoy no se sabe el motivo pero, siendo fiel a ese criterio, una de las artistas con la que se sintió obligado a grabar fue la cantante Alice Clark.

Las canciones elegidas para su álbum de 1972 eran un poco oscuras, pero estaban muy bien escritas. Perfectamente preparadas, parecía incluso que estaban sacadas del mismísimo cogollo original del soul-gospel.

Alice creció en el vecindario de Bedford-Stuyvesant, en Brooklyn, Nueva York. Allí grabó entre 1968 y 1972. Desde el principio todo apuntaba a que no eran buen momento ni lugar: tenía varios hijos y su vida no era muy buena. Además, según se cuenta, «pertenecía a una orden religiosa que prohibía bañarse o lavarse el cabello».

En 1972 grabó su único álbum, el disco homónimo Alice Clark, de muchísimo gusto y catalogado por entonces como rare soul, aunque cuando se lanzó pasó desapercibido y su publicación fue un sonoro fracaso. Cosas de la vida, el disco se ha convertido años después en uno de los álbumes más buscados, principalmente desde que se convirtió en objeto de culto en la escena londinense de jazz y funk de finales de los 80.

Rescatado por Eddie Piller -DJ y locutor de culto británico, fundador del sello Acid Jazz y enmarcado en el movimiento Nothern Soul- junto al también DJ Gilles Peterson, ambos contaban con gran capacidad de difusión e influencia en la escena musical británica. Por ello consiguieron proporcionarle el merecido reconocimiento de ser uno de los mejores álbumes de soul de todos los tiempos. Una obra maestra que ha pasado a considerarse cincuenta años después un clásico imprescindible.

No fue la única grabación de Alice: en 1968 grabó el single «You Got A Deal / Say You’ll Never» en Rainy Records, pero poco más hizo en los estudios. El álbum Alice Clark fue grabado en directo durante dos días en los estudios Record Plant de Nueva York, producido por Bob Shad y con arreglos de Ernie Wilkins, veterano de la escena jazzística.

La música resultante, alentada por un abrigo sonoro de Big Band, es una brillante mezcla de soul con elegante jazz, con dos temas que destacan sobre los demás: «Never Did I Stop Loving You» y «Don’t you care».

Alice Clark dejó la música inmediatamente después de que su álbum fracasara. Quizás entendió que había puesto toda la carne en el asador, que lo había dado todo en un álbum que era un sólido documento emocional, y debió pensar que si no conectaba con el público, nada nuevo que pudiese grabar lo lograría.

Alice se retiró de la escena musical para volver a criar a su familia, falleciendo de cáncer en 2004 a los 57 años.